Plato, Magdalena, es una tierra de alma festiva y corazón caribeño, donde la cultura no es un recuerdo del pasado, sino una manifestación viva que se expresa en la música, los sabores, las danzas, las historias y en la manera misma de ser de su gente. Cada rincón del municipio guarda una tradición, una costumbre o una expresión que define nuestra identidad y nos llena de orgullo.
La música es uno de los pilares más fuertes de la cultura plateña. Desde sus raíces afroindígenas hasta la influencia moderna del vallenato, en Plato la música se vive en las calles, en las celebraciones y en el alma de su gente. Somos cuna de grandes exponentes como Wilson Choperena, compositor de la inolvidable cumbia “La Pollera Colorá”, una de las canciones más representativas del folclor colombiano. Aquí la cumbia, el chandé, el porro y el vallenato se interpretan con instrumentos tradicionales como la gaita, el tambor alegre, las maracas y el acordeón, marcando el pulso de nuestra identidad.
Nuestra gastronomía es otro lenguaje cultural lleno de sabor. Platos como el sancocho de gallina criolla, el pescado frito con arroz de coco, el arroz de lisa y la arepa de huevo forman parte de nuestra cocina tradicional. Cada receta es una herencia de saberes ancestrales, compartidos entre generaciones en fogones familiares que huelen a historia y comunidad.
La tradición oral y literaria de Plato también destaca por su riqueza. En los patios y esquinas aún se cuentan leyendas como la del Hombre Caimán, un relato profundamente ligado a nuestra identidad, que ha sido representado por personajes como Édgar Romano, figura clave en la conservación de esta leyenda viva. Además, poetas, cuenteros y compositores locales mantienen encendida la llama de la palabra como medio para narrar quiénes somos.
La danza, por su parte, es alegría y expresión del alma. En nuestras festividades y carnavales, agrupaciones folclóricas dan vida a bailes como la cumbia, el mapalé y el chandé, con vestimentas coloridas y movimientos que evocan nuestras raíces africanas e indígenas. Una de las expresiones dancísticas más representativas es la Danza de los Indios Chimila, un homenaje a nuestros ancestros y a la herencia indígena de la región. Esta danza, interpretada con fuerza y respeto, revive la memoria de los pueblos originarios que habitaron estas tierras, y es símbolo de resistencia y orgullo cultural.
Pero lo que más distingue al pueblo plateño es su idiosincrasia: somos gente cálida, hospitalaria, alegre y profundamente creyente. La devoción a la Inmaculada Concepción, nuestra patrona, nos une como comunidad en una celebración de fe y tradición cada 8 de diciembre, donde la espiritualidad se mezcla con la música, la danza y la cultura popular.
En Plato, la cultura se siente, se escucha, se baila, se saborea y se cuenta. Es el alma de nuestro municipio y el legado que seguimos construyendo día a día con orgullo y pasión.